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lunes, 18 de mayo de 2015

UBER Y LA DESTRUCCIÓN CREATIVA

COLUMNA INVITADA: PESOS Y CONTRAPESOS
ARTURO DAMM ARNAL*

El progreso económico consiste en la capacidad para producir más (dimensión cuantitativa) y mejores (dimensión cualitativa) bienes y servicios para un mayor número de gente (dimensión social). La dimensión cualitativa del progreso tiene que ver con lo que Schumpeter llamó el proceso de destrucción creativa: en los mercados, gracias a la capacidad de los empresarios para inventar mejores maneras de satisfacer las necesidades de los consumidores, lo bueno sustituye a lo malo, lo mejor desplaza a lo bueno, y lo excelente reemplaza a lo mejor, en un proceso de mejora que, hasta el día de hoy, no conoce límites, siempre en beneficio de los consumidores, quienes gracias al mismo son capaces de satisfacer de mejor manera (a menor precio, con mayor calidad, con mejor servicio), sus necesidades.


El proceso de destrucción creativa, que supone la aparición en el mercado de mejores bienes y servicios, y por lo tanto de mejores maneras de satisfacer las necesidades de los consumidores, genera competencia nueva, ante la cual, quienes ya competían en el mercado, pueden reaccionar de dos maneras: elevando su competitividad, es decir, su capacidad para, en términos de precio, calidad y servicio, hacerlo mejor que los nuevos competidores, reacción que es la correcta, o reduciendo la competitividad de los nuevos competidores, reacción que es la incorrecta, y para la cual necesitan la cooperación del gobierno, quien, a golpe de regulaciones, que elevan los costos de producción, puede reducir la competitividad de los nuevos competidores, en detrimento del bienestar de los consumidor, detrimento que es lo más antieconómico que puede haber, razón por la cual el gobierno debe evitar tal conducta.

Lo dicho en los párrafos anteriores tiene que ver, obviamente, con el caso Uber, que es un buen ejemplo del proceso de destrucción creativa, de la nueva competencia que ocasiona la aparición de mejores opciones de consumo, ante la cual el gobierno no debe hacer absolutamente nada, permitiendo que, en beneficio de los consumidores, Uber haga lo que hace de la manera más competitiva posible.


Twitter: @ArturoDammArnal

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