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miércoles, 20 de mayo de 2015

LA IMPORTANCIA DEL CASO UBER

COLUMNA INVITADA: PESOS Y CONTRAPESOS
ARTURO DAMM ARNAL

Hay quien afirma que la atención que se le ha dado al caso Uber es excesiva, y que el mismo no es prioridad en la agenda nacional, habiendo otros casos mucho más importantes, lo cual es cierto, pero ello no le quita su importancia, sobre todo porque el caso Uber manifiesta una patología (conjunto de síntomas de una enfermedad), que se remonta al artículo 25 constitucional, en el cual se afirma que entre las tareas del Estado (que para todo efecto práctico es el gobierno en turno) está la de planear, conducir, coordinar y orientar la actividad económica nacional, lo cual solamente es posible si el gobierno planea, conduce, coordina y orienta las actividades de los agentes económicos, lo cual supondría limitar, en el mejor de los casos, o eliminar, en el peor de ellos, la libertad individual, la propiedad privada y la responsabilidad personal, tal y como sucede en las economías gubernamentalmente planificadas, inspiradas en el marxismo.
Hay quienes creen que en México la libertad individual para ofrecer el servicio de transporte terrestre (¡y muchos otros!) debe estar limitada, primero, por el permiso del gobierno (sin dicho permiso/concesión no puedes ofrecer el servicio) y, segundo, por la regulación gubernamental (si no sigues las reglas impuestas por el gobierno, por ejemplo en materia de precio, no debes ofrecer el servicio), todo lo cual resulta, desde el punto de vista de la ética injusto: se limita arbitrariamente la libertad individual para trabajar, y desde la perspectiva de la economía ineficaz: se limita la competencia, se encarece el servicio y, consecuencia de ello, se reduce el bienestar del consumidor.
Hay quienes creen que la libertad individual para ofrecer bienes y servicios debe estar limitada, por lo menos, por el permiso y la regulación gubernamental, creencia avalada por lo dicho en el artículo 25 constitucional, creencia falsa en la gran mayoría de los casos, uno de los cuales es el del servicio de transporte terrestre, el “taxismo”, que debe ofrecerse en libertad, sin intervención del gobierno.

Twitter: @ArturoDammArnal

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