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martes, 28 de abril de 2015

Veracruz, Centro Histórico, estigma nacional

Columna Invitada
Gabriel Quadri De la Torre*

Veracruz es la ciudad fundacional de México. Primera ciudad establecida por  europeos en América continental; primer Ayuntamiento de América; puerta de nuestro país al mundo; baluarte de resistencia ante intervenciones extranjeras; y el puerto más importante de México construido por Porfirio Díaz y el Ingeniero Pearson en 1902. La Capital de la República aparte, Veracruz es la ciudad con mayor protagonismo y significado en la historia de México. Todo ello no ha impedido la  destitución, degradación, decadencia y destrucción del invaluable patrimonio urbano y arquitectónico de su Centro Histórico (ver desgarrador testimonio fotográfico en mi cuenta de Twitter: @g_quadri).


A la distancia, Veracruz se atisba próspera aunque mal gobernada. Crece  reptando por su costa sur  hacia Boca del Río, Mandinga y Antón Lizardo,  por medio de vialidades, fraccionamientos segregados, centros comerciales, monótonos palomares  del INFONAVIT, edificaciones aberrantes,  y hasta uno que otro edificio blanco con esbeltez y gracia. La ciudad de Veracruz está divorciada del puerto, que se inserta como enclave amurallado, circundado por pocilgas de comercio informal y piratería, rejas amenazantes y bardas ofensivas. Nada beneficia a la ciudad acoger a la Administración Portuaria Integral (API) más acaudalada de México.

El delirio sub-urbano de Veracruz (y municipios conurbados) hace que las distancias a recorrer aumenten exponencialmente,  surcadas por un pésimo transporte público sobre el desorden territorial, congestión,  fealdad, e improvisación. La visión de  ciudad  que ahora prevalece es una impostura snob de modernidad vulgar y descastada, que ha implicado la negación de su identidad y el abandono de su Centro Histórico y valiosas zonas centrales y malecón adyacentes,  así como de los valores cívicos, urbanos, patrimoniales y arquitectónicos que la forjaron durante siglos. Vivienda,  comercios,  restaurantes, hoteles, escuelas, y actividades recreativas fueron expulsados del Centro Histórico, o agonizaron y murieron. Quedó  la desolación, colonizada por hierbas, epífitas y árboles (ficus o amates) que en señal de triunfo aprisionan y se asoman orondos por puertas, ventanas y muros. Sólo pintura descarapelada intenta maquillar el cascarón de algunos edificios lapidados en su interior, o desviar la atención de banquetas rotas y de cañerías pestilentes. Salvo excepciones notables (como el Registro Civil), casonas, palacios, naves, antiguos hoteles y comercios, instalaciones portuarias y ferrocarrileras, y edificios cívicos ofrecen un panorama deprimente que hermana a Veracruz con La Habana. La diferencia es que el Centro Histórico de Veracruz ostenta su propio desalojo, mientras que en La Habana abruma la promiscuidad cobijada por techumbres y  fachadas que se colapsan y aplastan a sus hacinados e infortunados moradores. Muchas son propiedades de manos muertas, o bien tiradas a su suerte por dueños incapaces de venderlas, restaurarlas, reciclarlas y re-funcionalizarlas.  Es la riqueza histórica de Veracruz y de México que literalmente se desmorona, y sobre la cual preside ciegamente el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); no sabe que conservar implica reconstruir, re-desarrollar, y dar nuevos usos a los inmuebles y espacios patrimoniales.


Es un crimen de Lesa Historia,  al cual son indiferentes el gobierno estatal y  municipal, las élites, el sector privado y la sociedad veracruzana; también el gobierno federal: dejadez, incuria, ignorancia, negligencia. Negligencia aún más irracional dado el valor como activo económico potencial que tiene el Centro Histórico de Veracruz, que podría ser un destino turístico rival de Cartagena de Indias, del Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá, y del de Santo Domingo, con la ventaja de una posible terminal de cruceros colindante.  Allá, gobiernos visionarios y  sociedades sensibles e ilustradas han convertido a sus Centros Históricos en orgullo nacional y en verdaderos pivotes de desarrollo económico mediante programas, regulaciones inteligentes, e inversiones públicas y privadas. Vergüenza para el INAH, SECTUR, SEDATU, API,  gobiernos  y  sociedad veracruzana. Estigma para México.

*Ingeniero Civil, Economista, Ambientalista, Badmintonista, ex candidato a la presidencia de la República.

Twitter: @g_quadri

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