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viernes, 27 de abril de 2012

MÉXICO VUELVE A AUMENTAR SUS RESERVAS DE ORO, ¿ORO PAPEL?

México, D. F., 27 Abril 2012 (Guillermo Barba) –Esta semana gracias a un reporte del Fondo Monetario Internacional, pudimos conocer que el mes pasado, Banco de México (Banxico) volvió a comprar una importante cantidad de oro para sus reservas. Exactamente un año después de su histórica adquisición de más de 93 toneladas, volvió a sumar en marzo otras 16.8, con un valor de más de 906 millones de dólares.

De esta forma, México lidera de nueva cuenta la auténtica fiebre del oro que viven bancos centrales de diversas partes del orbe, en lo que sin duda constituye un merecido voto de no confianza en las políticas de impresión de dinero (QE, en inglés) de otros que, con la Reserva Federal de Estados Unidos a la cabeza, pretenden solucionar un problema de gasto, deuda y crédito excesivos, propiciando más de lo mismo.

Ojalá fuera así de fácil salir de las crisis, que tendrían de este modo una solución inmediata. Vaya engaño.
Por eso no es casualidad que Rusia, Turquía, Kazajistán y Ucrania entre otros, hayan adquirido también 16.5, 11.5, 4.3 y 1.2 toneladas, respectivamente. Tampoco que Argentina, aumentara en siete toneladas sus reservas áureas en septiembre de 2011, en la primera adición que hacen a esos activos desde febrero de 2005.

No obstante, a pesar de tratarse de una decisión que va en el sentido y momento correctos (el metal amarillo cotiza en zona de oportunidad de compra desde marzo), la apuesta segura del Banco de México que dirige Agustín Carstens, tiene sus claroscuros.

No podemos olvidar que el propio Instituto Central, se ha negado de manera oficial a contestarnos la sencilla pregunta: ¿dónde está el oro que compró Banxico?” ( http://bit.ly/viGYYb ), además de dar indicios claros de haber realizado la compra a través de la LBMA (Asociación del Mercado de Lingotes de Londres) en “oro papel”.

Es decir, que contaría con un documento que acredita sí un “derecho general” de propiedad, pero en el mejor de los casos sobre un bien resguardado en bóvedas extranjeras, claro, si es que existe. Esa duda solo puede despejarse recibiéndolo en casa, como debería hacerse.

Por eso la pregunta sobre dónde se ubica no es ociosa, pues el mismo Carstens declaró en su momento que el fortalecimiento de las reservas, formaba parte de la política del banco central de disminuir los riesgos a los que estamos expuestos. Sin embargo, si las compras se siguen efectuando sobre barras no específicas y que ningún funcionario de Banxico ha visto, todo el mérito es echado a la basura. Nuestro riesgo así no solo no disminuye, sino que aumenta, pues todo oro en manos ajenas estará siempre expuesto a cualquier forma de expropiación.

En este sentido, los incumplimientos de entrega física no son nada más una posibilidad teórica, pues de hecho ya han ocurrido. Eso fue justo lo que hizo el presidente estadounidense Nixon en 1971, cuando decretó que no entregaría más oro a cambio de sus propios dólares, que las naciones conservaban como reserva: un impago de facto.

Querer apelar a la mera confianza en un sistema que ha probado su corrupción, no solo sería ingenuo sino irresponsable. Por lo tanto, la ubicación del las reservas de un activo tan valioso como el oro, sí importa (http://bit.ly/yzilRg ), y dado que el ciudadano común no tiene posibilidades de influir en esa toma de decisiones a escala nacional, no le resta más que la opción de convertirse en su propio “banco central”.

Una opción tan inteligente como obligada, en un mundo en el que tarde o temprano el oro recuperará, de un modo o de otro, la posición preponderante que la acción humana le ha otorgado como el dinero por excelencia, con todas las implicaciones que eso traerá para el comercio internacional. Ojalá que nuestros encumbrados funcionarios se decidan ya a dar ese pequeño gran paso, y traigan a tiempo ese patrimonio, pues mañana, podría ser demasiado tarde.

Guillermo Barba/OroyFinanzas

Twitter: @memobarba
memob@hotmail.com

viernes, 20 de abril de 2012

ESPAÑA ESTÁ EN BANCARROTA, ¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!

México, D. F., 20 Abril 2012 (Guillermo Barba) – Un vórtice deflacionario hunde al mundo en una depresión económica cada vez más profunda. Quizás lo más grave, es que los gobiernos y bancos centrales del mundo insisten en fingir ante sus respectivos ciudadanos, que tienen el poder suficiente para contener esas fuerzas con gasto público e impresión de dinero, para lo que dicen, no existe alternativa. Sea la Fed, el Banco Central Europeo, el de Japón o Inglaterra, es la misma historia. Qué error tan grande que, por ingenuidad o soberbia, traerá como consecuencia millones de víctimas financieras y sociales inocentes.



Europa está en bancarrota (http://bit.ly/vw9ui4 ) y hoy, por supuesto, acapara la atención mundial. En esta tragedia económica, ha llegado el turno de España en el papel protagónico, que de forma secuencial se han ido alternando los llamados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España).

Del otro lado del Atlántico, la lógica político-electoral y supuestas noticias que apuntan a una mejoría de diversos indicadores económicos, son el telón perfecto con el que el gran coloso estadounidense, esconde por ahora su débil condición financiera.

Si países mucho más pequeños como Grecia o España, son capaces de poner a temblar al sistema financiero global, podemos vislumbrar el horror que traerá una ya inevitable crisis fiscal en Estados Unidos.
El mismo presidente de la Fed, Ben Bernanke, lo ha dicho hace más de un año, en una declaración de la que pocos se quieren acordar, quizás por ser de las pocas ocasiones en que ha hablado con verdad: “los ajustes fiscales suficientes para estabilizar el presupuesto federal, tienen que ocurrir en algún momento. La cuestión es si estos tendrán lugar a través de un cuidadoso y deliberado proceso (…) o si vendrán como respuesta rápida y dolorosa a una inminente o real crisis fiscal.

Por desgracia, en este último caso ya se encuentra la España de hoy, que sumida en el paro y una recesión que lucen interminables, pretende remediar demasiado tarde sus desbalances presupuestarios y de deuda. Como es usual, los mercados dieron oportunos y claros avisos, reflejados en el alza de los rendimientos de sus bonos soberanos, pero que también ahora se expresan en elevadas tasas de morosidad de los créditos de la banca, no vistas en casi 18 años.

En este contexto, no podemos perder de vista una realidad: los españoles no podrán salir de la crisis pese a sus necesarios recortes y reformas, mientras el colosal endeudamiento público y privado los continúe oprimiendo de la manera en que lo hace. En otras palabras, la solución real parte de uno de los principios fundamentales del capitalismo: al quebrado, se le debe permitir quebrar.

Llegado el día, resultará inútil prolongar su agonía simulando “ayudarle” a pagar sus compromisos, para intentar salvar a sus acreedores. Esto es válido para el gobierno, pero también para algunos bancos y cajas que tendrán que desaparecer.

Ya hemos tenido suficiente de gobernantes que se empeñan en autoengañarse con que sí pueden pagar, y que aseguran sería peor no hacerlo. Una falacia con la que los asustan, tras bambalinas, los grandes banqueros.

La aceptación de esta verdad, es equivalente al primer paso que tiene que dar un adicto, al admitir que lo es, para iniciar su rehabilitación. De esta forma, las esperanzas muertas de millones de españoles, podrían revivir para volver a empezar con bases sólidas, fuera de un euro que los tiene maniatados.

Es en ese legítimo anhelo de recuperación, donde un par de metales preciosos como el oro y la plata físicos, serán herramientas útiles para recomponer el alicaído ánimo de millones de personas que, no únicamente en Europa sino en todo el globo, serán testigos de la fase final de descomposición, de un sistema de continua con la expansión crediticia (inflación). Vaya penosa situación en que nos han metido a la voz de “sálvese quien pueda”, misión que el oro y la plata sabrán cumplir con gusto, en manos de sus poseedores.

Guillermo Barba/OroyFinanzas

Twitter: @memobarba
memob@hotmail.com

viernes, 13 de abril de 2012

ORO Y PLATA EN ZONA DE COMPRA A LOS NIVELES ACTUALES

México, D. F., 13 Abril 2012 (Guillermo Barba) – Las victorias suelen tener a muchos que quieren llevarse el crédito, pero las derrotas y las crisis son un “niño abandonado” del que nadie se quiere hacer cargo. Esa lógica es aplicable a la realidad económica actual, en la que mientras duró la falaz bonanza económica de los “fabulosos” años 2000, los políticos se jactaban de sus logros, derrochaban sin pudor y se preparaban para “administrar la abundancia”. El mismo cuento de los fabulosos años 20 del siglo anterior, del que ya conocemos su desenlace en la Gran Depresión. No aprendimos.

Hoy que algunas de las más grandes burbujas de todos los tiempos han reventado, y llegado el inevitable desenlace trágico que siempre les sucede, jefes de estado y gobierno pretenden descargar sus responsabilidades en quien mejor les acomode: a veces en sus predecesores; otras, en los extranjeros, periodistas o “especuladores”. El primer ministro italiano Mario Monti, por ejemplo, ha dicho que la caída del 5% en la bolsa de Milán y la subida de su prima de riesgo por encima de los 400 puntos, son “culpa de España”. Un vago deslinde con alta carga de cinismo puro.

España sí es culpable, pero solo en la misma medida que Grecia, Portugal e Italia misma, lo son de sus propias tribulaciones económicas. Vivir del fácil aplauso popular puede ser estimulante, pero los costes que se acumulan terminan siendo peores que los males a remediar. Esa ilusión de prosperidad que se crea tiene que salir de algún lado, y es de los colosales déficits fiscales y las abultadas deudas públicas y privadas, que de una forma o de otra, se terminan pagando con un elevado interés, tanto financiero como social.

Debemos entender que de haber contado con una economía de auténtico libre mercado, los desbalances nunca hubiesen podido llegar a los extremos de hoy, pero que esa oportunidad se perdió cuando en 1971, se abandonó lo que quedaba del patrón oro.

Desde entonces, se dejó atrás la posibilidad de contener las ansias derrochadoras de los gobiernos y la ambición de los grandes bancos centrales y privados por financiarlos, para dar paso a un gran ciclo de inflación (expansión del crédito) y de erosión del poder adquisitivo de las personas (alza de precios), cortesía de un sistema basado en dinero-papel.
En este sentido, tenemos que ser claros en que, cuando una entidad tiene la potestad de ejercer una gran influencia en un mercado o ámbito de poder, sin duda alguna la ejercerá a cabalidad.

La Reserva Federal de Estados Unidos, su banco central, es una muestra de ellas, y su facultad de intervenir para manipular artificialmente a la baja las tasas de interés y crear dinero a voluntad para “estimular” el crecimiento económico, es la evidencia contundente.

De ahí que sea un error dejarse llevar por las declaraciones coyunturales de su presidente Ben Bernanke, por sus minutas o el Libro beige para analizar si vendrá o no una nueva ronda de flexibilización cuantitativa (impresión monetaria; QE, en inglés). Seguro que llegará, pero será cuando lo dicte la lógica de la agenda de poder de los señores Obama y Bernanke, antes no.

La agenda política y electoral pues, es la que marcará la fecha de inicio de un nuevo QE, mucho más que las meras cifras económicas. Ahora que las “buenas noticias” y el optimismo acapararán los medios informativos de aquí a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, está claro que no habrá flexibilización cuantitativa antes de que se sepa quién gobernará aquel país por los próximos cuatro años.

El resto, la especulación de si siempre sí o no habrá más QE y cuándo, es solo el ruido del juego perverso de la Fed. Una “cortina de humo” que debe evitarse para no perder de vista el desastroso panorama general.

La única posibilidad real que existe de que la nueva impresión monetaria se presente antes, es una abrupta y continua caída de los principales índices bursátiles (más del 20%) y una recesión este año en la Unión Americana, algo poco probable.

Por eso, también sería un grave error escuchar voces como las del FMI que afirman que “ningún activo puede considerarse totalmente seguro”, que no puede haber confianza en ellos. Se equivocan. Confianza sí hay, como la que da el activo refugio por excelencia y dinero real: el oro. Si bien no está exento de riesgos, es mucho mayor el peligro de no tenerlo, y jamás, valdrá cero.

En este sentido, no podemos soslayar que él y su compañera la plata, están como pocas veces, juntos en zona de compra a los niveles actuales. Haciendo a un lado la bruma de la Fed y los eufemismos de Europa, el panorama para los metales preciosos sigue resplandeciente y dando las últimas oportunidades de subirse, a la sin duda será la mejor parte de su mercado alcista. Que no quepa la mínima duda.

Guillermo Barba/OroyFinanzas

Twitter: @memobarba
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