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viernes, 28 de octubre de 2011

¿HASTA DÓNDE SUBIRÁ EL PRECIO DEL ORO?

México D.F., 28 Octubre 2011 (Guillermo Barba/ Inteligencia Financiera) – De todas las cuestiones que rondan en el mercado de los metales preciosos, una de las más recurrentes es ¿cuánto subirá el precio del oro? No podría ser de otro modo, sobre todo cuando los detractores del metal, cada vez que ocurre una de las habituales correcciones, salen a asustar con discursos que hablan de una supuesta “burbuja” que ha reventado.

El miedo que infunden logra paralizar al que pasa por alto que todo mercado alcista se consolida gracias a estos ajustes periódicos siempre que sus fundamentos permanezcan sólidos.

Qué mejor solidez que la que le proporciona un sistema financiero como el actual, que se mantiene en lo insostenible: la deuda exponencial y el dinero “de mentira”. El acuerdo del reciente “rescate” europeo confirma que seguiremos por esta senda hasta el colapso final.

Discursos contra el oro
Típico en los discursos contra el oro, es que también se refieran a él como una simple materia prima que “no sirve para nada”. Entre otros argumentos, señalan que de alguna forma o de otra, casi la totalidad del oro extraído en la historia, todavía se encuentra disponible sobre la tierra, algo que para ellos no tiene sentido.

Sin embargo, pasan por alto la causa original de este hecho: si el oro no se consume, es justamente por su carácter de “dinero por excelencia”; y el dinero real, no se tira.


Como tal, o bien se gasta o se guarda, pero además en el caso del oro (y la plata), se ve sujeto a una norma inmutable: la Ley de Gresham.
Este principio sostiene que en presencia del dinero malo (como el fíat, sin respaldo físico), el dinero bueno tenderá a desaparecer de la circulación para atesorarse.

No es de sorprender entonces que en los últimos diez años el interés por el oro haya ido en ascenso, periodo en el que por cierto el euro, el dólar y el peso mexicano han caído respectivamente más de 300, 500 y 800 por ciento frente al metal.

Índice Dinero/Oro
Pese a esas impresionantes devaluaciones, el “valor justo” del rey de los metales se encuentra aún muy lejos. Existen diversos indicadores para estimarlo, y uno de ellos es “The Gold Money Index(El Índice Dinero/Oro) utilizado por el renombrado experto James Turk (goldmoney.com). La fórmula que utiliza para obtener el ‘Precio Justo del Oro’ es la siguiente: Reservas Internacionales de Divisas del Banco Central / Reservas de Oro del Banco Central

Con los datos de esa fórmula, la gráfica que construye para los últimos 50 años es muy elocuente (aquí su artículo en inglés).

El péndulo alcista/bajista en el que se mueven todos los mercados de materias primas, señala que pasan alternativamente de estar sobrevaloradas a infravaloradas y viceversa. El oro no escapa de esta lógica y así en los años ’60 con un dólar “tan bueno como el oro”, su ‘valor justo’ estuvo incluso por debajo del nominal de 35 dólares la onza, situación que cambió después del emblemático 1971.

Recordemos que a finales de esa década, los metales preciosos entraron en una auténtica burbuja que empujó a la cotización del oro a una sobrevaloración por encima del 150 por ciento, a máximos de 850 dólares en 1980.

En este sentido, puede entenderse que no es cuestión de ‘adivinación’ que James Turk calcule un ‘precio justo’ del oro por encima de 11.000 dólares la onza, en línea con los pronósticos incluso superiores de otros analistas.

El mito de la “burbuja del precio del oro”, cae de esta forma por su propio peso. El límite futuro del precio del oro es móvil y estará en función de la euforia especulativa que se viva su momento y de la cantidad de billetes que los bancos centrales del mundo, liderados por la Reserva Federal del señor Bernanke, estén dispuestos a imprimir con sus flexibilizaciones cuantitativas (QE o Quantitative Easing).

Actualmente la infravaloración extrema y tan prolongada del precio del oro, no tiene precedentes y le da cuando menos un punto adicional de credibilidad a los argumentos de Bill Murphy, presidente del ‘Comité de Acción Antimonopolio del Oro’ (gata.org), que lleva años denunciando la manipulación a la baja del mercado.

Con respecto a la plata, el ratio histórico de 15:1 (15 onzas de plata por 1 de oro) no se ha visto desde hace mucho tiempo. La última ocasión que estuvo cerca fue en 1980 a razón de 17 :1 y en la actualidad este coeficiente se encuentra alrededor de 50:1.

David Morgan, el “gurú” de la plata, estima que podría llegar a un tope de 10:1 en la ‘fase de histeria’ del mercado. No podemos dejar de lado que además de su uso monetario, la plata tiene incontables usos industriales que refuerzan su mercado alcista.

Eso sí, más allá de estas proyecciones, llegará el día en que los poseedores de oro querrán ver realizada su inversión y deberán cambiar al otro lado de la balanza, cuando la sobrevaloración sea evidente. Por entonces el ciclo se habrá cerrado, y en los libros quedará constancia de todas las divisas fíat que se fueron quedando en el camino, como siempre en el panteón del falso dinero.

Twitter: @memobarba
memob@hotmail.com

viernes, 21 de octubre de 2011

¿Y PARA QUÉ POSEER ORO Y PLATA EN FÍSICO?

(Guillermo Barba/ Inteligencia Financiera) – Alguien dijo alguna vez que el oro es dinero, todo lo demás, es crédito. Una razón muy sencilla subyace a este hecho y que lo distingue, junto con la plata, del dinero fíat (de papel, digital o de cualquier otra forma): no tiene que realizarse, es decir, en sí mismo constituye un bien privado con valor particular, y por tanto, sin riesgo de contraparte si está en físico.

El dinero fíat, en cambio, ante la ausencia de valor intrínseco, sí tiene que ser realizado (vendido) a la mayor velocidad posible, pues el vicio que constituye su emisión descontrolada obliga a sus tenedores a cambiarlo hoy, bajo el peligro de que mañana valga menos. Justo así es el sistema monetario actual en el que la absoluta mayoría de la población del mundo, está habituada al aumento constante de los precios.
Dicho de otro modo, ese sistema está basado en una ilusión inflacionaria que por un lado, castiga la responsabilidad financiera y el ahorro, pero por otro, premia el dispendio y la deuda.

Después de todo, para qué perder el tiempo guardando dinero que en unos años quizás no valga nada. Y no es que haya desaparecido mágicamente ese poder de compra, sino que en realidad alguien más lo está gastando, pues no hay manera más fácil y oculta de meter la mano a los bolsillos y cuentas bancarias de todos, que emitiendo dinero fíat.

Se esconda donde se esconda, con cada nueva emisión monetaria perderá valor. Parece que después de todo, las “cigarras” encontraron la manera de hacerse de lo que guardan las desprevenidas “hormigas”.

Los metales preciosos, en cambio, por sus cualidades y escasez no pueden ser creados de la nada, y gracias a eso quien los posee protege su poder de compra. Seguro que por eso en el corazón del sistema monetario, los bancos centrales ven en el oro a su enemigo público número uno. Muestra de ello son expresiones de desprecio como las del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, cuando afirmó en julio que el oro “no es dinero”, sino un simple activo al que se atesora “por tradición”.

Esa “reliquia barbárica”, sin embargo, acumula ya 10 años de mercado alcista, algo que uno de los más grandes inversionistas en el área de materias primas, Jim Rogers, califica de “extremadamente inusual”.

De ahí que con la pronunciada corrección que afectó hace poco el precio del oro, no dejen de sonar las voces y propaganda de sus detractores señalando que su “burbuja” ha reventado, y le auguren un futuro sombrío. Todos ellos olvidan (u ocultan) en primer término, que problemas como la crisis de las deudas soberanas de países europeos y la crítica situación fiscal de E.U., no solo no han sido resueltos, sino que lucen peor que nunca.

No podría ser de otra forma, cuando se pretende solucionar un problema de gasto, consumo y crédito excesivos, con más de lo mismo, rescatando en el camino a instituciones financieras y países que en un verdadero libre mercado, tendrían que quebrar. Todo, desde luego, con cargo a los contribuyentes. Las manifestaciones de inconformidad con esta situación, apenas comienzan.

Asimismo, esos detractores soslayan que la mayoría de los bancos centrales, en un esfuerzo inútil por “estimular” sus economías, están dispuestos a imprimir tantos billetes como crean necesario, como si hubiera atajos a la prosperidad que nada más puede adquirirse con el trabajo arduo, la disciplina y el ahorro.

Por eso, el oro en realidad se encuentra todavía subvaluado, sea que tomemos como medida la cantidad de circulante o el tamaño de las deudas, por ejemplo. Ahora mismo sobre niveles de mil 600 dólares la onza troy, se encuentra lejos de los 2,340 dólares que marcarían un nuevo máximo histórico ajustado por inflación oficial.

Por supuesto, eso no significa que estén descartadas mayores bajas que, en todo caso, se deben aprovechar. Y es que con estos fundamentos sería un error despreciar al oro ahora, sobre todo si tomamos en cuenta el comportamiento del mercado alcista de los años ‘70. En aquel entonces, el oro subió primero casi seiscientos por ciento para luego caer un 50 por ciento que estremeció y espantó a muchos del mercado, que más tarde se perdieron la mejor parte del “toro” que empujó el precio de 100 a 850 dólares la onza, en poco más de tres años.

Las voz experta del propio Rogers es contundente: los mercados alcistas (bull markets) “siempre terminan en histeria”, pero no suben en línea recta. Así pues, estas bajas consolidan la tendencia ascendente del oro que sí, finalizará un día en una burbuja de proporciones históricas por una causa: la fuerza del mercado siempre termina siendo más poderosa que cualquier manipulación.

En este escenario, queda claro que con independencia de la decisión personal que cada uno tome con respecto a sus inversiones, un buen escudo de oro y plata en físico no debiera estar ausente. Ahora que para los que desconfían de ellos, siempre quedará la opción de creer en sus políticos, papel-moneda y banqueros centrales. Que cada uno tome su mejor decisión.

twitter: @memobarba
guillermobarba@outlook.com

viernes, 14 de octubre de 2011

¿Y POR QUÉ SE ESCONDEN EL ORO Y LA PLATA?

14 de Octubre 2011 (Guillermo Barba) – Algo grande está ocurriendo en el mercado de metales preciosos. Para el ojo que lo quiere ver, el mercado alcista en oro y plata que ya cumple 10 años, continúa fuerte.

Ello, a pesar de las brutales correcciones a la baja que ambos han sufrido este año –sobre la plata en abril y el oro en septiembre, magnificadas por la manipulación que operan los grandes bancos especializados, y que ya hemos explicado en Inteligencia Financiera.

La fortaleza de ambos metales se halla precisamente en su condición de ser “materia prima” y dinero real, en un ambiente de creación masiva de dinero fíat (dinero de papel, sin respaldo físico equivalente en oro).

Si el peso de la historia significa algo, cabe decir que el pronóstico del tiempo económico global no es muy alentador. La Francia revolucionaria y su fallido experimento con los assignats(1790-1797), papel-dinero creado con el propósito de “estimular” la economía y supuestamente amparado por los mejores bienes raíces del país, es apenas un botón de muestra.

El previsible resultado de la ruina nacional con que concluyó la reproducción desenfrenada de aquel falso dinero, es el espejo microscópico en que se refleja el mundo de hoy, que tiene en los dólares estadounidenses sus propios assignats. (Quien desee profundizar en la materia, puede descargar gratis aquí http://bit.ly/ojPJDU el libro completo de Andrew Dickson White publicado en 1896: “La Inflación del Dinero Fíat en Francia”, cortesía del Presidente de la Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, Don Hugo Salinas Price. Lectura indispensable)

En este sentido, no es casualidad que de forma consistente, hoy se esté reeditando un fenómeno que se observó en la Francia de entonces, con cada nueva emisión monetaria: el aumento de la estima por los metales preciosos en físico, que provocó que cada día desaparecieran más de la circulación.

Esas versiones antiguas de las modernas “flexibilizaciones cuantitativas” (QEQuantitative Easing) de los bancos centrales de hoy, son parte medular de la explicación del por qué ahora las compras físicas de oro y plata en diversas latitudes, se encuentran en niveles nunca antes vistos.

No es casualidad entonces que Banco de México, por ejemplo, haya registrado un nivel récord de ventas en lo que va del siglo de 1.53 millones de onzas de plata Libertad en 2009, en medio de la peor parte de la recesión en el país.

Tampoco que otros intermediarios internacionales como Sprott Money, hayan reportado el agotamiento de sus existencias físicas de plata durante la más reciente corrección. El dinero bueno, se esconde cuando llega el malo.

De este modo, las grandes entidades occidentales que magnifican las bajas vía una sobreoferta de oro y plata “de papel”, se están autoinfligiendo un daño colosal que alcanzará a sus desprevenidos clientes (entre los que se cuenta por desgracia nuestro banco central), pues con cada caída los más experimentados aprovechan para retirar (comprar) más metal de sus arcas.

Diversas fuentes dan cuenta de este hecho. Eric King por ejemplo, en su blog de Kingworldnews.com, reportó hace unos días el testimonio de un trader londinense que relató la “insaciable” demanda asiática de oro físico que, según dijo, “están comprando como locos”.

Sobra decir que una vez en aquel continente, no tendrá boleto de regreso. Menos aún cuando los chinos planean dominar el mercado global del oro a través de una nueva bolsa: la Pan Asian Gold Exchange (PAGE) con sede en Kunming, China.

Establecida el 31 de marzo de este año, se espera que opere a plenitud hacia junio de 2012, dando pie a que cientos de millones de clientes chinos puedan adquirir contratos de oro físico y especular en los de futuros, a través de los bancos Agrícola de China y Fudian.

Lo más significativo es que los adquirientes operarán en su divisa local el yuan (RMB), y no en dólares. Inversores internacionales también podrán tener más exposición en RMB a través de esos contratos. La hábil estrategia china de posicionar paulatinamente su moneda en el orbe, va conforme a sus planes.

Con la PAGE, las hasta ahora dominantes London’s Metal Exchange y NY Mercantile Exchange y Commodity Exchange (COMEX), enfrentarán una dura competencia a la hora de marcar el tipo de cambio del oro al contado (spot). Más si consideramos que los contratos de la PAGE sí están amparados en metal físico, y no en fraudulento sistema de reserva fraccionario que transa sobre todo con “oro” de papel en cuentas “no asignadas” (unallocated accounts).No hay que pensar mucho para saber cuál es preferible.

Por último, las más recientes rondas de impresión monetaria anunciadas la semana pasada por el Banco de Inglaterra y Central Europeo por 75 mil millones de libras y 40 mil millones de euros, respectivamente, son el preludio de un QE3 que tarde o temprano anunciará la Fed estadounidense.

Así las cosas, no sorprende que hasta en el portal de Bloomberg publicaran un reportaje de Ben Steverman, que da cuenta de los lugares más inusuales que está usando la gente para esconder su oro, que van desde agujeros de metro y medio de profundidad en el jardín, hasta ocultas cajas de seguridad con certificación TL-30. Eso sí, siempre lejos del alcance de los banqueros que, con razón, se han ganado nuestra desconfianza. La historia, se repite.

Guillermo Barba
memob@hotmail.com